En este sacramento de arrepentimiento, los fieles confiesan sus pecados al sacerdote, quien, como embajador de Dios, intercede por la absolución de los estos, y asi les son perdonados.
Este acto de arrepentimento debe ser realizado por cita o antes de cada misa en domingo. Solo en casos extremos de muerte inmimente, se le aconseja contactar a el sacerdote o al diacono para la confesión.